El pasado fin de semana la borrasca Filomena que pasó por todo el país dejó este bonito paisaje en nuestras fincas y bodega. Entre el viernes y el sábado cayeron unos 70 centímetros de nieve que dejaron los campos de olivos y viña totalmente cubiertos así como también quedó impracticable el camino que lleva a nuestra bodega.
Estos días se ha estado trabajando para recuperar la normalidad en el acceso a la bodega así como evaluando los daños que la nieve ha hecho en los campos de olivo, donde el peso de la nieve ha roto un buen numero de ramas de los olivos más viejos, lo que ocasionará una menor producción para las próximas tres cosechas hasta que los árboles no recuperen su ramaje. Por otro lado, el viñedo sale beneficiado de esta nevada al obtener una magnífica fuente de hidratación que le garantizará un buen desarrollo para esta próxima cosecha.
A pesar de los desperfectos, los días siguientes a la nevada ha salido el sol y la nieve poco a poco se va derritiendo. Los que conocen nuestra historia saben que una nevada como la que hemos tenido provocó un gran perjuicio que por suerte fué transformada en una oportunidad. Os dejamos a continuación un pequeño resumen sobre ello que viene bien recordar a día de hoy.
En 2001, una nevada con una posterior helada de varios días provocó que más de 7.000 olivos no resistiesen el frío y se muriesen. En ese punto nuestra empresa estaba especializada en aceites y en lugar de replantar los olivos, creímos que sería una buena opción recuperar el cultivo de viñedo que años atrás habían formado parte de este territorio. Años después podemos confirmar que la nevada del 2001 cambió por completo nuestra empresa de aceite de oliva y permitió crear nuestra marca de vino Clos Pons.