Si en la entrada anterior comentábamos la importancia de la temperatura de servicio en los vinos blancos, en esta queremos destacar la parte gastronómica de estos vinos.
El verano es momento de platos frescos, más ligeros y menos elaborados, en los que los vinos blancos son los perfectos acompañantes. Arroces, pasta fresca, verduras de temporada a la plancha, y qué mejor que el vino que os traemos hoy para maridarlo.
Nuestro blanco más conocido:
Sisquella 2016.
Elaborado con Abarinyo y Garnacha Blanca, es un vino atrevido que combina la frescura del Albariño, esta parte más atlántica, y la calidez dulce de la Garnacha mediterránea. De esta unión entre el mar Mediterráneo y el Atlántico, obtenemos este fantástico vino que representa el carácter de nuestra tierra y fusiona la elegancia y el equilibrio, obteniendo la máxima expresión. Con un aroma fresco y floral, donde los tostados procedentes de la madera de roble marcan una sutil crianza.
Nuestro enólogo nos da más detalles en el siguiente vídeo:
Fresco y elegante con notas cítricas y especiadas, se lo sentiremos en su paso por boca.
Será perfecto para acompañar arroces, pescados ahumados y a la brasa, pasta italiana, queso de cabra y verduras asadas. Un vino versátil para disfrutar en todo momento durante el caluroso verano.